Nunca le perdoné que dejara
de escribir. Se lo dije muchas veces.
Cuando Jesús Hermida se hizo
corresponsal de televisión ganamos un presentador único y
emocionante, pero perdimos uno de los mejores escritores
españoles del momento. Sus crónicas y entrevistas en el diario
"Pueblo" (desaparecido) fueron antológicas. Y sentaron cátedra
entre los estudiantes de periodismo de los años sesenta, pero,
como digo, la televisión lo envenenó.
Ahora me ayuda a escribir
desde los cielos...
