Yo era casi un niño.
Fui enviado por la vieja
Gaceta del Norte a la Argentina, para cubrir el regreso del
general Perón.
Y coincidí en Buenos Aires
con Miguel de la Quadra-Salcedo y su equipo de Televisión
Española.
Le bastó una mirada para
comprender que me hallaba perdido.
No dijo nada y me invitó a
formar parte de su equipo.
Me salvó.
Nunca lo olvidaré.
