Se llamaba
Pedro Valverde Tort.
Era un
hombre silencioso, lleno de secretos. Un buen día me mostró el camino de
la revelación de Urantia y mi mente comprendió lo aparentemente
incomprensible. Le debo mucho.
Hice todas
las averiguaciones posibles y comprobé que la citada revelación es
auténtica. Todo el mundo debería conocerla.
Pedro llegó
en silencio y así partió…
