Paloma. (Foto: J.J.Benítez)

PALOMA

     Fueron cosas de juventud.

     Andaba empeñado en la preparación de una novela negra: “La gloria del olivo” (después llamada “El papa rojo”).

     El protagonista debía ser detenido y no se me ocurrió mejor idea que “probar”. ¿Qué se siente al ser detenido por la policía?. Entendí que era la mejor forma de transmitir esa emoción.

     Dicho y hecho.

     Me hallaba en Roma.

     Necesité tres días para lograr mi objetivo…

     No había forma de que me detuvieran.

     Finalmente lo hicieron, frente al Vaticano.

     Me interrogaron y me registraron.

     Hallaron un cuaderno de campo repleto de nombres de cardenales que entraban y salían del Vaticano, horas, matrículas de vehículos…

     Me tomaron por terrorista, claro.

     Y el asunto se puso feo.

     - ¿Conoce a alguien en Roma?, preguntó el comisario.

     Vi el cielo abierto.

     Llamaron a Paloma Gómez Borrero, periodista y amiga.

     Me salvó.

     Al abandonar la comisaría, uno de los agentes comentó: “Si esto le sucede en Rusia no lo cuenta…”

 

 

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