Alberto Schommer (derecha) y Juanjo Benítez. (Foto: Santiago Igualada)

SCHOMMER

Alberto Schommer es un genio de la fotografía.

Me honra con su amistad.

He viajado con él en muchas ocasiones y hemos compartido momentos intensos.

Un día le propuse: "¿Te animas a sobrevolar las Himalayas?"

No lo dudó.

Y sobrevolamos la belleza de las bellezas en un avión de lona, entre campesinos, gallinas enjauladas y cabras curiosas.

Las cámaras y el corazón de Schommer no daban abasto.

Un día le propuse: "¿Te animas a visitar el metro de Tokio?"

No lo dudó.


Y nos aventuramos en el caos de los caos.

Sus cámaras y su corazón no daban abasto.

Un día le propuse: "¿Te animas a recorrer la España mágica?"

No lo dudó.

Y nos dedicamos a levantar las faldas a los misterios.

Sus cámaras y su corazón no daban abasto.

No le he propuesto nada más. Cosas de la vida.

Lo he dejado para después de la muerte...

 

Schommer. (Foto: J.J. Benítez).

 

Schommer, en el cementerio de Arlington (USA). Curioso: su Nikon aparece apoyada en la tumba "43.241". En kábala, "43" equivale a "grande". "241" = "trigo molido". Eso es Schommer: "Trigo molido y el más grande". (Foto: J.J.Benítez)

 

© www.jjbenitez.com