En julio de 2002 sufrí un grave "percance".
La muerte se asomó a mi vida.
Pero apareció el doctor Jiménez Moreno (el Maño), mi cirujano
favorito, y la muerte retrocedió.
El Maño tuvo mi corazón en sus manos.
Y comentó:
- Es un corazón de hierro...

Poco faltó... (Foto: Blanca)

La muerte
retrocedió... (Foto: Iván Benítez)