Fue químico, periodista, escritor, piloto y, sobre todo,
aventurero del espíritu.
Vio un ovni cuando volaba y
tuvo el valor de decirlo.
Aterrizó en Damasco y en El
Cairo, con medicinas, en plena cuarta guerra árabe-israelí
(1973). Y lo hizo con el corazón en la mano, como siempre.
Vivió una experiencia
dramática en la estación de seguimiento espacial de Fresnedillas
(Madrid): los gringos los echaron cuando uno de los "Apolos" vio
algo extraño en la superficie de la luna. Y José Antonio Silva
do Porto se lo tomó con filosofía, como era su costumbre.
Ahora pilota en la quinta
galaxia, tan feliz...

Silva
(izquierda), con Lorenzo Torres, otro piloto que también vio un
ovni.