
Yo era socio del club "Ruiz
de Alda". Allí se posaban los Reyes Mayos...
CADA 6 DE ENERO
Fue mi mejor
época. Yo era feliz. Plenamente feliz….
Esa felicidad, trabajada
alrededor de pequeñas-grandes cosas, tan aparentemente nimias como una
estufa de carbón en invierno, la contemplación de las gotas de lluvia,
siempre perdidas en el cristal de la ventana, o la escucha, al volver
del colegio, de una radionovela titulada “Supermán”, alcanzaba el
éxtasis en la noche de Reyes. Ignoro cómo lograba dormirme, pero,
finalmente, los nervios y yo caíamos en un profundo sueño. Y en mis
sueños veía una luz. Descendía suavemente frente a mi casa, en un campo
de fútbol llamado “Ruiz de Alda”. De esa luz –de color rojo– descendían
los Magos. Entraban en mi habitación –sin necesidad de abrir la ventana–
y me contemplaban en silencio. Yo hacía como que dormía. Depositaban los
juguetes y regresaban a la luz roja.
A la mañana siguiente, antes
de examinar los regalos, me apresuraba a mirar por la ventana. En el
terreno de juego, en el lugar donde se había posado la extraña luz,
aparecía siempre una gran mancha negra.


