
Estación de
Fresnedillas, en las proximidades de Madrid, uno de los múltiples
lugares de recepción de la información enviada por las sondas
espaciales. (Foto: J.J.Benítez)
12 VENTANAS
Mi
confidente en la NASA estaba vivamente impresionado. Jamás habían visto
cosa igual. “Aquello” era más espectacular, incluso, que lo registrado
en la Luna durante el proyecto Apolo. Los militares se hallaban
nerviosos, y con razón…
Con la
puesta en órbita de los primeros satélites artificiales, los militares
rusos y norteamericanos descubrieron en la Tierra lo que han llamado
“ventanas”. Se trata de gigantescos haces de luz invisible, sólo
captables con radiofrecuencias, que parten del suelo y se dirigen al
espacio, hacia el infinito.

Los técnicos vigilan, día y
noche, cualquier variación en las “ventanas”. (Foto: J.J.Benítez)
Las primeras
fueron detectadas en octubre de 1957. Son siempre doce, aunque cambian
de lugar periódicamente. Por supuesto no es obra humana. Cuando los
expertos se sitúan en el lugar del que parte el haz de luz no descubren
nada extraño en el suelo. La luz invisible sigue allí. Nadie comprende
su cometido. Algunos apuntan la posibilidad de que se trate de una
especie de radiofaros, como los que se utilizan en la navegación aérea.
En realidad, nadie sabe nada. Mi confidente recordaba algunos de los
lugares de los que partían esos cañones de luz invisible: desierto del
Gobi (7), Uritorco (Argentina) (1), In Salah (Argelia) (2), Irán (16),
Lourdes (Francia) (12), Lasa (Tibet) (5), Hermón (Líbano) (9), Saqqara
(Egipto) (3), Ocucaje (Perú) (10), Baja California (14), Fátima
(Portugal) (11) y Australia (15).
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P.D.- Los haces de luz son alto secreto.

Doce “ventanas” de la
Tierra al espacio: cincuenta años de secreto oficial. (Foto:
J.J.Benítez)