Escrito por Maritza Bacalao

domingo, 28 de octubre de 2007

El periodista y escritor español J.J. Benítez, invitado especial de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc-2007), estará hoy en este evento firmando su libro “El hombre que susurraba a los ummitas”.

Por este motivo, el día de ayer dio una rueda de prensa desde el Hotel Guaparo INN, en Naguanagua, donde anunció su próximo retiro para dedicarse “a vivir”, esto lo hará progresivamente a partir del año 2010. Pero ese retiro será de la vida pública y la investigación, pues, como nos dijo una fuente cercana al escritor “él siempre seguirá escribiendo”.

Este polémico autor en la década de los ´70 se sintió atraído por  un tema que para él resultó apasionante: La Sábana Santa de Turín (El Manto de Cristo) y vio allí la posibilidad de escribir, desde la perspectiva de un periodista, la historia de Jesús y, aun cuando lo consideró como un atrevimiento, su interés dio origen a su primer Caballo de Troya, luego atrapado por el tema ha llegado a publicar diez volúmenes más: cada uno trata de una etapa de la vida de Jesús. Estos libros han tenido sus detractores –especialmente de la Iglesia Católica- pero también han despertado el interés de centenares de lectores en el mundo entero.

En esos textos desmitifica a los personajes bíblicos, incluido Jesús, pero sin quitarles sus rasgos de santidad. También  J.J. Benítez es un ufólogo (se dedica al fenómeno de los OVNI) y ha publicado numerosos libros al respecto. Se confiesa creyente en Dios, pero no Católico y se ha convertido en un estudioso de los Evangelios apócrifos, pues sostiene que ha habido mucha manipulación en los Evangelios admitidos por la Iglesia Católica.

Muy gentilmente, una vez culminada la rueda de prensa, concedió una entrevista en exclusiva para el diario El Periódico, que transcribimos gustosamente para nuestros lectores.

-América Latina es un Continente “nuevo”, en relación a otros y, quizás, por esta misma razón sea posible que los habitantes de otras galaxias puedan ubicarse más fácilmente aquí, ¿tal vez porque somos más vírgenes espiritualmente?

¿Por qué América Latina podría interesar a esas civilizaciones que no son humanas? pues, mire, usted lo ha dicho: porque conservan muchas costumbres que ya no son habituales en el resto del mundo, porque son unas razas muy específicas, muy concretas y porque los lugares no están machacados ni masacrados como pueden estar en otros lugares del mundo.

Yo creo que esas puedan ser algunas de las razones, aunque puedan haber muchas más.  Yo creo que si fuera un extraterrestre, no me perdería a Venezuela, claro.

-Usted dice que ellos son científicos, ahora, la experiencia que nosotros los humanos tenemos de los científicos, en muchos casos es la de hombres y mujeres que en “beneficio” de la humanidad experimentan con la Tierra y con sus pobladores, ¿ellos harían los mismo?

-Pues no lo sé francamente, pero nos encontramos ante un fenómeno que nos puede llevar un millón de años, es decir, esas civilizaciones son mucho más antiguas que las nuestras, y de eso no cabe duda, sino no podrían venir hasta aquí.

Eso significa que han cambiado los conceptos mentales que tienen estas civilizaciones probablemente porque son conceptos distintos, no es lo mismo como piensa un bosquimano del carajoní que un sueco, y son del mismo planeta.

Napoleón y Bolívar no pensaban igual ni era el mismo pensamiento el de Alejandro Magno que el de Bush. Quiero decir que el tiempo va cambiando las formas de pensar y lógicamente influyendo en las civilizaciones y en las generaciones. ¿Cómo no van a pensar ellos diferentes a nosotros si otras civilizaciones más cercanas y pertenecientes a la raza humana también lo hicieron?  A lo mejor el concepto de científicos no estaría bien empleado, es decir, podemos decir que son científicos pero no lo son, ¿son custodios? ¿seres que preservan algún tipo de orden?, puede ser. ¿Qué son? No lo sabemos, y yo creo incluso no debemos saberlo…

-Pero, parte del temor de la gente con respecto al tema de los extraterrestres es por el desconocimiento que se tiene de ellos. Cuando se encuentran dos culturas puede pasar que alguna salga destruida –como pasó con el descubrimiento de América- entonces frente a ellos hay aprehensión y miedo.

Precisamente por eso que usted acaba de plantearme: porque si bajasen, aunque no fueran agresivos, que no parecen serlo, nos destruirían.