> El escritor y
periodista J.J. Benítez,
autor de la saga
"Caballo de Troya" y de
una veintena de libros
sobre los OVNIS, durante
la entrevista mantenida
con
EFE
con motivo de la
publicación de "Estoy
bien", una recopilación
de testimonios de
personas que dicen haber
visto, oído e incluso
tocado a muertos que se
han aparecido brevemente
en el mundo de los vivos
y con el que el autor
pretende "quitarle
hierro a la muerte".
Foto: EFE
Autor de
la saga "Caballo de Troya" y
numerosos libros sobre ovnis y
extraterrestres, J.J. Benítez (Pamplona,
1946) explica, en una entrevista con Efe,
que con este nuevo libro quiere llevar "un
poco de esperanza" a la gente porque hay
"mucho miedo a la muerte".
Por ello
ha decidido sacar a la luz unas
investigaciones que lleva haciendo "en
silencio" desde hace 45 años y en las
que ha estudiado un millar de casos de
personas que aseguran haber tenido
experiencias con muertos que han aparecido
ante ellos de forma física y a los que,
dicen, han visto, escuchado, sentido e
incluso, en algún caso, tocado.
"Casi
todos repiten 'estoy bien', 'estoy feliz',
'no llores más' e irradian sensación de
felicidad", explica el autor.
J.J.
Benítez ya relató en 2000 en "Al fin libre"
cómo su padre muerto le había contado cómo
es el "más allá". Un caso que ha
dejado fuera de este nuevo volumen, que
edita Planeta y hoy llega a las librerías.
En "Estoy bien"
el autor ha adoptado el papel de
investigador, que emprendió en 1968 cuando
un compañero periodista "nada dado a
fantasías" le contó la experiencia que
había tenido años antes, cuando luchó en
Rusia
como voluntario de la
División Azul.
En pleno
campo de batalla tuvo que llevar unos
paquetes a una trinchera. En el camino una
granada explotó y le hirió en la cara, una
situación que, según contó, le habría
llevado a la muerte si no llega a ser porque
en ese momento un compañero le llamó por su
nombre, le dijo "tira por aquí" y
anduvo delante de él hasta que llegaron a un
lugar seguro en el que se despidió.
Todo
normal hasta que, después, se enteró de que
este compañero, al que conocía
perfectamente, había muerto tres meses
antes.
Es uno
del centenar de casos que reúne J.J. Benítez
en este libro, una selección con la que
quiere recalcar que los "resucitados",
como él los llama, se han presentado ante
personas "de cualquier edad, de cualquier
continente, de cualquier condición social.
Ateos, religiosos, científicos, militares,
analfabetos o profesores, no hay un perfil".
Como
tampoco lo tienen, explica, los "resucitados",
que, casi siempre, realizan visitas "fugaces",
levitan, son transparentes, irradian "luz
propia" y "un estado maravilloso",
según los testimonios reunidos, que, como
nota común, dicen haber sentido "un frío
intensísimo" ante la presencia.
Benítez
señala que sus "investigaciones" se
basan fundamentalmente en los testimonios
porque "no hay otra".
Pero
también comprueba que quien cuenta la
experiencia sea una persona "equilibrada"
y, cuando es posible, cualquier otro detalle
que pueda avalar el testimonio, como hizo
con el caso de una viuda a la que se le
apareció su marido muerto para hablarle de
una cuenta secreta en la que guardaba
300.000 dólares.
Asegura
que a cada caso le ha dado "muchas
vueltas" y que las personas a las que le
ha ocurrido no tienen ningún motivo para
mentir ni "ningún afán", más bien al
contrario.
Para J.J.
Benítez son casos que demuestran que más
allá de la muerte hay "una vida física".
"Los resucitados que han hablado de ella
solo han contado que es un lugar que no nos
imaginamos, que es físico y en el que se
trabaja, aunque no hay dinero", explica.
"Puede haber
dimensiones y planos desconocidos para la
ciencia, a los que no hemos tenido acceso
porque no tenemos la tecnología necesaria,
de la misma manera que durante muchísimos
años oficialmente no se supo nada de
América,
ni se llegó a la Luna", dice.
En ello
también influye, apunta, que "a la
ciencia lamentablemente no le preocupa la
muerte".
"Yo
creo además que, en este tipo de temas, si
no entra la ciencia mejor porque ni puede
dar explicaciones ni las quiere dar",
concluye.